Los Sistemas contra Incendios a base de espuma constituyen uno de los métodos más eficaces para la extinción de fuegos clase B, que involucran líquidos inflamables y combustibles, en donde la espuma concentrada se mezcla con agua y aire en proporciones muy precisas mediante la intervención de una fuerza mecánica externa.
Básicamente, las espumas contra incendios clase B actúan de 4 formas simultáneas:
Separan las llamas de las superficies atacadas por el combustible.
Evitan la emanación de vapores inflamables por parte del combustible.
Enfrían las superficies del combustible como así también de su entorno.
Aíslan el aire a fin de reducir el aporte de oxígeno a los vapores inflamables.
La efectividad de las espumas de este tipo de Sistemas contra Incendios se mide en función de los siguientes parámetros:
Velocidad de abatimiento y escurrimiento: es el tiempo necesario para que la película formada por la espuma recorra la totalidad de la superficie del combustible a fin de extinguir completamente el fuego.
Resistencia al calor: es la capacidad que debe demostrar la solución espumosa para resistir los efectos destructivos del calor irradiado por el fuego de los vapores aún encendidos o por el calor aportado por las superficies calientes.
Resistencia al combustible: las espumas de este tipo de Sistemas contra Incendios clase B deben demostrar capacidad para minimizar el efecto de arrastre del combustible, sin saturarse ni quemarse.
Resistencia a los alcoholes: dada la avidez de los alcoholes por el agua y debido a que la espuma en sí es 90% agua, existen formulaciones especiales de espumas, resistentes a los alcoholes, específicas para este tipo de combustibles.
Supresión de vapores: la película producida por estas espumas clase B debe ser capaz de bloquear y suprimir la generación de vapores evitando la reignición del combustible.