Capucha ignífuga

Su uso no sólo es obligatorio para el desempeño de los bomberos, sino también para muchas otras actividades realizadas por soldadores, electricistas, mineros y, en general, toda persona que pueda quedar expuesta, total o parcialmente, a un contacto breve con el fuego o el calor.

En todos estos casos, contar con la ropa ignífuga adecuada puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Es tal su importancia que existe una amplia normativa de seguridad a nivel nacional e internacional acerca de este género de indumentaria, incluida por supuesto la capucha ignífuga. Su fin es maximizar los estándares de calidad y seguridad, tanto en su uso como en su fabricación.

Porque si bien la tecnología ha avanzado notablemente en este rubro, el fuego y el calor siguen siendo agentes de difícil control y gran poder destructivo. Por eso, para elegir correctamente una capucha ignífuga o cualquier otra indumentaria contra incendios, es cruciar asesorarse adecuadamente.

Entre los distintos factores a tener en cuenta, es de enorme relevancia saber que no existe uno sino tres tipos de calor según su modo de propagación:

• Por convección: la transmisión del calor ocurre como consecuencia del movimiento de un fluido líquido o gaseoso que transporta la energía térmica.
• Por conducción: la transferencia del calor se produce mediante el contacto entre dos cuerpos sólidos con diferentes temperaturas, a través de un medio estacionario sin que ocurra transferencia de materia entre ellos.
• Por radiación: a diferencia de los dos sistemas anteriores, en este no existe contacto directo entre cuerpos ni fluidos, sino que el traspaso del calor se suscita mediante ondas electromagnéticas.

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